viernes, 22 de marzo de 2013

El mago de Oz



Despues de tres meses de tener el blog colgado por razones de reestructuración de horarios y hábitos familiares, vuelvo con una recomendación de lectura, pero no para que lean los niños, sino de libros para leer en voz alta por y para ellos, así desarrollan su imaginación, visualizan las situaciones y se relajan, que falta les hace.

Además yo me lo paso pipa sacando mi lado teatrero, interpretando la lectura y haciendo voces para los distintos personajes. Me gusta el clima íntimo y mágico que cada noche nos regalamos.

Aunque en casa tenemos la costumbre de leer, la política para el fomento de lectura del cole, que consiste en la obligación de leer todos los días y llevar un registro de tiempo de lectura y no de comprensión lectora, estaba acabando con las ganas de leer en familia de Lucía.

Mediante estas lecturas espero devolver el carácter fantástico y de pasárselo genial que el cole en general se carga, igual problema tenemos con las matemáticas ¡qué cruz!.

Como yo,en realidad,soy una cabeza cuadrada encubierta, todo lo estructuro en proyectos para mejorar los procesos educativos en casa, y me he hecho una lista de cuentos clásicos, pero no de los de toda la vida, no, sino de cuentos más o menos contemporaneos que aún incidiendo en los valores humanos, no tienen la moralina y la crueldad de los cuentos de siempre. Además los escojo con un criterio para mí imprescindible y es que sean escritos desde la infancia y no sólo para la infancia.

El primero que le leí fue Matilda de Roald Dahl, me lo recomendo muy sabiamente Maite, de crianza y educación, porque tiene una forma de conducir la frustación de los niños hacia los mayores muy divertida y la niña, al final, gana por goleada.

Lucía lo disfrutó mucho y  me contaba que a veces se sentía como Matilda...

El segundo que ya nos hemos terminado es El mago de Oz de Lyman Frank Baum.Nos encandiló desde el principio y aunque no entendíamos por qué Dorotea quería regresar a una Kansas tan gris, compartimos su alegría al acabar sus aventuras en Oz.

En la lista le siguen:

El hombre que plantaba árboles, de Jean Giono. (Que fue llevado al cine por Frèdéric Back y ganó el Oscar al mejor cortometraje en 1987).


 La historia del doctor Dolittle de Hugh Lofting.

Henri viaja a París de Saul Bass.

Historias de Nadas de Andrés Barba.

El hombre del techo de Jules Feiffer.

Ami, el niño de las estrellas de Enrique Barrios.

Cuentos en verso para niños perversos de Roald Dahl.

Memorias de una vaca de Bernardo Atxaga.


Y para terminar os comparto una iniciativa estupenda de unas abuelas de Argentina que  leen a los niños en escuelas, en hospitales, en comedores... Y van dónde las llamen en su moto como la superabuela y que además, tienen un blog, Abuelas Cuenta Cuentos.