Acompañando en su crecimiento a mis dos hijas,tengo la consciencia de que ellas son las que me enseñan, pues ser su madre me coloca ante las grandes preguntas filosóficas: qué es el ser humano, qué es la ética, qué es la educación, y sobre todo, quién soy yo. Y todo esto en la más prosaica cotidianeidad, mientras paso la bayeta, afronto una rabieta o cambio un pañal. Esta "filosofía de campo", de transitar los caminos que se inician en las preguntas, es lo que aquí os comparto.
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